Georgina Scarano (28 años)

Hola, mi nombre es Georgina Scarano, tengo 28 años y desde hace casi uno tomo clases, estilo clínica, con Deborah.
Realmente me cambió mucho e hizo que descubra en mí una amazona que no conocía.
Es muy trabajadora y constante, se preocupa muchísimo por sus alumnos. Es muy creativa, siempre está creando ejercicios nuevos hiperproductivos.
Yo le digo constantemente que tiene un sexto sentido, percibe todo, qué estás pensando, qué te preocupa y ¡hasta qué estás por hacer!
Tiene una genial combinación entre relajación-equilibrio y contacto-eficacia.
Transmite confianza y es muy buena preparando caballos.
Escucha cada palabra que le decís al pie de la letra y así trata de buscar una solución a cada problema que se presenta.
Se toma el trabajo de montar cada caballo para estar segura de que lo que le exige al jinete es lógico para el animal.
Tiene un trabajo diferente para cada clase y para cada caballo. Es, sin dudas, una trabajadora incansable.
Está siempre atenta a lo que el caballo necesita, sea trabajo o materiales externos, embocaduras, martingala, bajador, etc.
Yo estoy muy contenta de haberla conocido y de que forme parte de mi carrera en la equitación.
Bueno, con esto me despido.
Saludos

Nelson Bruzzone (15 años)

Mi nombre es Nelson Bruzzone.
Conocí a Deborah a través de conocidos que la recomendaban por su trayectoria.
Es una excelente persona, ante todo. Como profesora, es muy comprometida con su profesión, compañera y muy detallista.

Cecilia Grassini (25 años)
Centro Ecuestre “La Agustina”

Conozco a Deborah Bogo desde hace diez años, cuando ella estaba iniciando su gran emprendimiento Casa Ecuestre, una quinta particular donde el protagonista era “el caballo”. Un lugar hermoso, lleno de sueños, deseos, motivaciones y, por sobre todas las cosas, mucho esfuerzo.
A Deborah la conozco en sus dos facetas, como amazona y como entrenadora. Como amazona me parece excelente, ya que deposita toda su experiencia sobre una montura, monte el caballo que monte, sin importar el valor del caballo, sus aptitudes o su sangre, dejando de lado lo comercial y las ambiciones.
Como entrenadora tiene algo muy importante: sacar el máximo de cada binomio, logrando un rendimiento óptimo, tanto del jinete como el caballo, haciendo hincapié en trabajar todo el tiempo en las cosas o los ejercicios que cuestan más, ya que las cosas fáciles o que nos cuestan menos sabemos que están incorporadas. Además es, como yo le digo siempre, una psicóloga. Porque ella, dando clases, te mira no solo lo físico o las posiciones, sino las caras que ponemos. Sabe lo que pensás, cómo pensás y cómo está influyendo ese pensamiento en que salga o no ese ejercicio.